Zoraida, o Isabel si usamos su nombre cristiano era muy joven cuando fue apresada en 1471 tras un ataque de Abū l-Ḥasan a Jaén. Una serie de sucesos llevaron a esta mujer, de origen cristiano a convertirse en reina nazarí y en la favorita del sultán.

El rey era Muley Hacén, que tenía como favorita a Aixa y con la que tuvo a su hijo Boabdil, el último sultán de Granada. En este contexto fue en el que el monarca nazarí se fijó en Isabel durante su cautiverio.
Isabel podría haber seguido siendo cristiana cuando se cautivó, ya que la ley decía que un musulmán se podía casar con una cristiana o una judía. Sin embargo, acogió el Islam al poco tiempo de ser cautivada. Vivió en el palacio de Doralcotola, en la Alcazaba Cadima del Albaicín hasta 1483, año en el que se trasladó a la Alhambra.
La reacción en el harén no fue positiva. Isabel -ahora “Zoraida”-, encontró en las concubinas y en la reina Aixa un gran desprecio y rechazo. Finalmente acabó viviendo con esta reina en la torre de Comares y poco a poco le arrebató el puesto de la favorita del sultán.
La tensión causó un cataclismo. Muley Hacén acabó expulsando a Aixa a un palacio en el Albaicín, donde se refugió con su hijo Boabdil.

Zoraida y el sultán tuvieron dos hijos cristianizados tras la conquista de los Reyes Católicos. Zoraida también volvió a ser cristiana y recuperó su nombre original: Isabel de Solís.
Esta es la historia de una mujer que vivió entre dos mundos. Incluso cuando volvió a su fe cristiana original obtuvo el rechazo pues se consideró una “conversa de moro”.
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Fuente: RTVE