Los moriscos fueron expulsados del los territorios españoles en el siglo XVI. El reino Nazarí de Granada, como último reducto musulmán de la península fue el lugar que más sufrió este suceso.
Los moriscos eran descendientes de musulmanes que fueron bautizados y convertidos al catolicismo tras la conquista del último reducto musulmán de la Península Ibérica: Granada. Sin embargo, esto no evitó que la mayor parte de su población siguiera practicando y conservando sus tradiciones y ritos en la intimidad. Del mismo modo siguieron usando el árabe como lengua y la misma forma de vestir, algo que se permitió con el fin de que la conversión se produjese de forma pacífica.
En lo referente a la religión, las prácticas de los moriscos en Granada eran las mismas que la del resto de pueblos musulmanes. Las ceremonias de nacimiento, matrimonio y muerte, se realizaban del mismo modo que en cualquier parte de los dominios musulmanes.
Las fiestas, siempre estaban acompañadas de la zambra. En la época se trataba de una orquesta tanto vocal como instrumental, y que luego le daría nombre al baile que la acompañaba.
Aunque de herencia romana, los baños eran muy importantes para los moriscos, sobre todo por ser el paso previo a sus prácticas religiosas. La limpieza y purificación del cuerpo antes de los rezos diarios era algo indispensable. La vestimenta era otro de sus signos distintivos. Era objeto de atracción entre los cristianos quienes veían su forma de vestir como algo exótico.
Teniendo en cuenta todos estos detalles, se podría decir que los moriscos, opusieron resistencia para asimilar la nueva cultura dominante. Este y otros factores motivó su expulsión en el siglo XVI.
La casa Horno del Oro es un perfecto ejemplo de casa morisca que aún se conservan en el barrio del Albaicín. También presenta elementos de la arquitectura cristiana de la época. Si quieres conocerla con nosotros, pincha AQUÍ.
Fuente: Usos, costumbres y normas en la tradición de la minoría morisca de Mª Isabel Mendiola Fernádez.