Masonería: “Sociedad secreta de ámbito internacional y estructura jerárquica basada en la fraternidad entre sus miembros, los cuales se agrupan en logias y hacen uso de ritos y signos emblemáticos”.
Estas logias tuvieron su aparición en Andalucía y España ya por el siglo XVII, pero no fue hasta la constitución de 1812 cuando estos grupos masónicos empezaron a tener gran influencia en la política española. Muchos de sus diputados pertenecían a hermandades masónicas que buscaban el desarrollo de los pueblos en nombre del bienestar de la humanidad. Para ellos solo era posible conseguir mediante “el estudio científico y moral de las cosas”.
Según los diputados de la época como José María Queipo de Llano y Antonio Alcalá Galiano, la masonería no era muy notoria en el congreso. Ellos afirman que solo se trataba ese tipo de temas en las propias logias masonas que estaban muy vigiladas por el gobierno.
Si nos fijamos en los periódicos de la época no se paraban de publicar titulares relacionados con la masonería.
Según algunos periodistas de esta época, los masones hacían reuniones que se mantenían en secreto. En ellas se decidían qué leyes deben aprobarse y cuáles no en función de sus propios intereses.
Con la vuelta de Fernando VII al poder se abolió la constitución de 1812 y el propio ayuntamiento de Cádiz escribió a la corona con el fin de disolver todas estas logias masónicas y restablecer de nuevo la compañía de Jesús para que las hermandades masónicas fueran perseguidas. Esto causó que las Logias se unieran en nombre del liberalismo y crearon grupos de rebeldes en contra de la corona. A partir de ese momento, Cádiz fue el bastión de las logias rebeldes a favor de la de la restitución de la Constitución y no fue hasta 1820 cuando estos grupos consiguieron el derrocamiento de Fernando VII y el triunfo de la revolución liberal contra la monarquía absoluta. Los masones consiguieron restaurar la Constitución sólo durante tres años, y a este periodo se le conoció como el Trienio Liberal.
Fuente: El diario de Cádiz.