La Complutense desentierra sus trincheras 70 años después
Concluyeron las excavaciones arqueológicas en la Ciudad Universitaria de Madrid
Concluyeron las excavaciones arqueológicas en la Ciudad Universitaria de Madrid
Varios alumnos trabajan en las recuperaciones de las trincheras de la Guerra Civil, en la Ciudad Universitaria.
El pasado viernes salieron a la luz las antiguas trincheras que, durante la Guerra Civil, poblaron el entorno de la Ciudad Universitaria de Madrid. Puede que muchos estudiantes hayan pasado por las aulas de la Universidad Complutense sin saber que, a pocos metros de su facultad, existió un frente bélico. O que algunos de los libros que guardan las bibliotecas donde estudiaron sirvieron como parapetos contra el fuego cruzado.
Setenta años después de la Guerra Civil, el paisaje de este campus ha cambiado. Durante todo este tiempo, ha permanecido oculto lo que fue un importante campo de batalla y todo un símbolo de la lucha de la II República. Aún hoy se conservan mapas que orientan sobre la situación de aquellas antiguas trincheras aunque, hasta hace un mes, no se había desenterrado ninguna. Hace dos días se dieron a conocer las primeras zanjas, cuando el equipo dirigido por el arqueólogo Alfredo González concluyó las excavaciones.
Este proyecto arqueológico, financiado en parte por el vicerrectorado de Investigación de la Universidad, busca «la puesta en valor de los restos de la Guerra Civil de la zona», según explica Carlos Marín, uno de los técnicos que han participado en esta iniciativa. Este equipo de investigadores también está integrado por la historiadora Alicia Quintero, así como por varios estudiantes y colaboradores.
Tras un mes de trabajo, ya han comenzado a aparecer los primeros restos de aquella contienda. Durante la prospección, el equipo inspeccionó los edificios del campus agujereados por los balazos, donde encontraron abundantes restos de artillería.
La vieja hoguera
Después vino la fase más lenta. Y los hallazgos se multiplicaron. Al pie de una de las excavaciones, Alfredo González señala con el dedo lo que eran los abrigos: superficies más grandes en las que los soldados guardaban sus enseres, descansaban, comían o se calentaban. En uno de aquellos viejos refugios, aún puede verse la mancha negra sobre la que se encendió, una vez tras otra, la misma hoguera en aquellos inviernos de la contienda. Junto allí, cuenta González, han aparecido latas de comida, munición e incluso medicinas.
Otro de los hallazgos que más ha llamado la atención de los expertos es el de los zapatos. «La mayor parte es calzado civil. Sólo ha aparecido una bota militar, lo cual es bastante significativo e indica los problemas que había con el suministro, cómo eran las condiciones de vida y la escasez del ejército republicano», relata el arqueólogo.
Resistencia heroica
La historiadora y profesora de la Complutense, Mirta Núñez, confirma que «la falta de avituallamiento bélico estuvo presente durante toda la guerra». Para Núñez, «Madrid fue crucial para la resistencia porque la población tomó un protagonismo fundamental. En muchos casos, eran civiles sin formación militar, a diferencia del ejército contrario, mucho más entrenado».
Entre los puestos de los combatientes, han aparecido objetos más personales, como dos medallas religiosas, algo que a González le llama la atención. «Cuando uno está jugándose la vida se encomienda a quien sea», reflexiona el investigador. Y añade: «Este tipo de hallazgos ayuda a ponerle cara a la gente».
Y es que, aunque entiende que la Ley de Memoria Histórica priorice la localización de las fosas comunes, está convencido de que la arqueología es otra manera de acercarse al pasado. «También habría que recuperar la Historia desde otros ámbitos, tratar de recuperar una historia total de la Guerra Civil y la represión. Por ejemplo, a través de excavaciones como esta, podemos saber lo que sufrió la gente durante tres años, el hambre o el frío que pasaron», explica el director de estos trabajos.
Ahora queda por delante analizar todo el material encontrado, y una futura propuesta de musealización de las trincheras. «Queremos que sigan las excavaciones porque es interesante desde el punto de vista científico, patrimonial y didáctico», concluye.
Setenta años después de la Guerra Civil, el paisaje de este campus ha cambiado. Durante todo este tiempo, ha permanecido oculto lo que fue un importante campo de batalla y todo un símbolo de la lucha de la II República. Aún hoy se conservan mapas que orientan sobre la situación de aquellas antiguas trincheras aunque, hasta hace un mes, no se había desenterrado ninguna. Hace dos días se dieron a conocer las primeras zanjas, cuando el equipo dirigido por el arqueólogo Alfredo González concluyó las excavaciones.
Este proyecto arqueológico, financiado en parte por el vicerrectorado de Investigación de la Universidad, busca «la puesta en valor de los restos de la Guerra Civil de la zona», según explica Carlos Marín, uno de los técnicos que han participado en esta iniciativa. Este equipo de investigadores también está integrado por la historiadora Alicia Quintero, así como por varios estudiantes y colaboradores.
Tras un mes de trabajo, ya han comenzado a aparecer los primeros restos de aquella contienda. Durante la prospección, el equipo inspeccionó los edificios del campus agujereados por los balazos, donde encontraron abundantes restos de artillería.
La vieja hoguera
Después vino la fase más lenta. Y los hallazgos se multiplicaron. Al pie de una de las excavaciones, Alfredo González señala con el dedo lo que eran los abrigos: superficies más grandes en las que los soldados guardaban sus enseres, descansaban, comían o se calentaban. En uno de aquellos viejos refugios, aún puede verse la mancha negra sobre la que se encendió, una vez tras otra, la misma hoguera en aquellos inviernos de la contienda. Junto allí, cuenta González, han aparecido latas de comida, munición e incluso medicinas.
Otro de los hallazgos que más ha llamado la atención de los expertos es el de los zapatos. «La mayor parte es calzado civil. Sólo ha aparecido una bota militar, lo cual es bastante significativo e indica los problemas que había con el suministro, cómo eran las condiciones de vida y la escasez del ejército republicano», relata el arqueólogo.
Resistencia heroica
La historiadora y profesora de la Complutense, Mirta Núñez, confirma que «la falta de avituallamiento bélico estuvo presente durante toda la guerra». Para Núñez, «Madrid fue crucial para la resistencia porque la población tomó un protagonismo fundamental. En muchos casos, eran civiles sin formación militar, a diferencia del ejército contrario, mucho más entrenado».
Entre los puestos de los combatientes, han aparecido objetos más personales, como dos medallas religiosas, algo que a González le llama la atención. «Cuando uno está jugándose la vida se encomienda a quien sea», reflexiona el investigador. Y añade: «Este tipo de hallazgos ayuda a ponerle cara a la gente».
Y es que, aunque entiende que la Ley de Memoria Histórica priorice la localización de las fosas comunes, está convencido de que la arqueología es otra manera de acercarse al pasado. «También habría que recuperar la Historia desde otros ámbitos, tratar de recuperar una historia total de la Guerra Civil y la represión. Por ejemplo, a través de excavaciones como esta, podemos saber lo que sufrió la gente durante tres años, el hambre o el frío que pasaron», explica el director de estos trabajos.
Ahora queda por delante analizar todo el material encontrado, y una futura propuesta de musealización de las trincheras. «Queremos que sigan las excavaciones porque es interesante desde el punto de vista científico, patrimonial y didáctico», concluye.